Un Verano Junto a ti, permitirá Que mas de 5000 pelarquinos disfruten de Iloca.

Columna de Opinión

Los últimos 40 días, han cambiado no solo el paisaje, sino además el alma de los hijos de la tierra del agua de escarcha.

La naturaleza, nos ha puesto una vez más a prueba, y el señor, no el castigador, sino el misericordioso, compasivo, y amoroso, nos ha permitido sacar lo mejor de cada uno de nosotros. Hemos compartido el dolor y la angustia, como antes compartíamos las alegrías y tiempos felices. Ha permitido que aflore en cada uno de nosotros la solidaridad y que nos consolemos mutuamente. Hemos visto a todos los Pelarquinos preocupados de los otros. Desde el municipio, no preparado como ninguno de nosotros a esta catástrofe, el cuerpo de bomberos, los adultos y los jóvenes, los ancianos y niños han tratado de ponerse al servicio de de sus hermanos.

Indudablemente muchas veces fuimos superados por las urgencias, las crecientes necesidades y la situación de más de 300 hermanos que vieron el fruto de muchos años de trabajo, esfuerzos y privaciones en el suelo, durmiendo en improvisadas carpas y con el miedo vivo en sus cuerpos y en su espíritu la furia de la naturaleza.

Todo ayuda llegada se hacia insuficiente, y toda estrategia, sucumbía ante las crecientes necesidades, y porque no decirlo, de aquellos, los menos que veían la oportunidad de recibir ayuda.

Es cierto que se cometieron equivocaciones, pero no somos dioses y por lo tanto imperfectos, y la urgencia de ayudar permitió no focalizar de mejor manera. Quienes hemos recorrido casi toda la comuna, hemos comprobado, con asombro la devastadora fuerza del terremoto, por cierto no igualable, a lo sucedido en el borde costero, pero igualmente impactante y doloroso, pero además hemos comprobado la fuerza y la confianza en que seremos capaces de levantarnos y comenzar de nuevo.

Para aquellos que se sintieron discriminados, falta de ayuda y poca humanidad, nuestras disculpas, solo hemos tratado de hacer lo mejor posible, con voluntad de servir y ayudar a nuestros hermanos.

Con todo el afecto, un fuerte abrazo de la comunidad de El Arrozal

Edgardo Yánez Ramírez