En su homilía, monseñor Valenzuela formuló un llamado a través del diálogo a recobrar el verdadero “sentido de la vida”, ya que a su juicio, los conflictos que por estos días mantienen enfrentados a las personas que integran la sociedad (estado de la educación, lucha mapuche, las familias que aun sufren las secuelas del terremoto) tienen su origen en el olvido que las instituciones han profesado precisamente en el ser humano, ya que la búsqueda de la felicidad de cada uno de ellos debe ser el motor que mueva sus acciones. “En nuestra patria y en el mundo en las últimas semanas se han manifestado muchas expresiones de descontento y un clima de desconfianza. No queremos conversar entre nosotros, o tal vez no podemos. ¿El problema de fondo cuál es? Es inútil echarnos la culpa unos a otro, derechas a izquierdas, unos gobiernos a otros, es perfectamente inútil. El problema de fondo es que hemos perdido de vista cuál es el sentido de la sociedad., que es la felicidad de las personas. Esa felicidad se nos ha ido esfumando, diluyendo”.
